domingo, 19 de abril de 2020

¿PROPONEN LOS QUE SABEN Y DISPONEN LOS QUE MANDAN?


   Ocho años hace que no escribía letra alguna en este blog. Pero no puedo dejar de hacerme en voz alta algunas preguntas. Cuando, según se nos dice, son los expertos sanitarios los que proponen y los dirigentes políticos los que disponen, las dudas no dejan de asaltar al observador de la tragedia que nos toca vivir.

   Durante el prolongado debate en las últimas semanas sobre el uso de las mascarillas, hemos estado oyendo la conveniencia o no de su uso. De las higiénicas o quirúrgicas, las de menor protección, hemos sabido, porque muchos lo han dicho, que éstas únicamente causan una falsa sensación de protección al usuario, si bien proporcionan cierta protección a los que se aproximen a ellos, por impedir la difusión del aliento de los posibles transmisores. En román paladino: que no protegen al que la lleva, pero hace que quien la usa no contagie tanto a los demás.

   Pues bien, estos últimos días, en varias comunidades autónomas, se ha dispuesto el reparto en las farmacias, en unas comunidades gratuitamente, en otras a precio de coste, de millones de mascarillas a los mayores de 65 años. No está mal que las personas comprendidas en ese segmento de edad las tengan, pero de poco servirá que se arriesguen al contagio, al salir a recoger sus mascarillas, que tan solo les proporcionarán una falsa sensación de protección, si por la escasez de ellas, los de menor edad, los que deber poner barreras a su capacidad de contagiar no las tienen antes.

Esperemos que al menos pronto, aunque sea con el precio regulado que parece van a establecer, haya suficientes para que los de menor edad podamos adquirirlas y no ser un peligro para los más vulnerables.

lunes, 19 de marzo de 2012

Estampas

   He aquí sólo unos pocos ingredientes de los que hacen de las Fallas de Valencia unas fiestas tan internacionalmente conocidas. Es la tierra, que un almeriense, José Padilla, supo describir tan bien en su pasodoble, y que ofrece al visitante, con generosidad, en sus calles, gratuitamente, todos sus actos, algunos de los cuales puede ver aquí: hay monumentos, crítica, chocolate con buñuelos, música, flores, pólvora, luz... y fuego. Sólo hay que dar un paseo.
   Las fotografías están hechas estos días, menos la última, que fue hecha con película, hace unos años.
   Espero que les guste el paseo.































sábado, 17 de marzo de 2012

Un vecino de Valencia

   Hace dos días este vecino de Valencia escribió un texto para publicarlo en su blog. Eran una letras que hablaban sobre el valenciano, su carácter, su actitud ante la vida, en fin, sobre esas cosas que garabatea quien en algún momento, falto de mejores ideas, no sabe que escribir y decide hablar de los demás, generalizando, a sabiendas de que casi muy probablemente acabará equivocado. Aprovechando las fiestas falleras, este vecino de Valencia vio buen momento para ello, y además quiso ilustrarlo con alguna fotografía que ayudara a darle la razón. En esas estaba, hace un día, cámara fotográfica sobre el pecho, cuando al tratar de fotografiar la iluminación de una calle, primer premio de luces este año, vio como un individuo con una máscara y una pancarta de medianas dimensiones en la que se leía: “Ellos mandan porque tú obedeces”, se interpuso entre este vecino de Valencia, fotógrafo ocasional, y el objeto que quería fotografíar, una engalanada torre Eiffel de mentirijillas, toda luz y color. Este vecino de Valencia, apostado, cual paciente cazador agazapado a la espera de su presa, aguarda el momento decisivo. Transcurren unos minutos, pero el individuo de la máscara, posiblemente miembro extraviado de los indignados locales, incansable, mantiene su pancarta en todo lo alto. Cerca de él hay otro individuo con la cara descubierta y sin pancarta en las manos. Tiene aspecto de estar en esa frontera que separa la madurez de la segunda edad y la también madura tercera edad. Pero este vecino de Valencia pronto, más bien enseguida, se olvida de él. Lleva, fastidiado, un buen rato sin poder hacer la foto que desea, y casi vencido, comienza a desear que las peores desgracias caigan sobre tan inoportuno obstáculo humano o al menos sobre su pancarta, que con eso quedaría la fotografía hecha y el asunto por el que está allí resuelto. Pero no, nada aparta al activista del lugar en el que ha echado raíces. Por fin este vecino de Valencia claudica. Está a punto de irse cuando el individuo sin máscara, sin pancarta, el que vio antes, se ha situado a su lado y le dice:
   ─ ¿Qué le parece eso?
  A este vecino de Valencia, le enseñaron de pequeñito a no hablar con desconocidos, pero siempre resulto algo rebelde, siempre hizo lo que quiso, bueno casi siempre, y se decide a preguntar también:
   ─ ¿Eso?
  ─ Sí, ¿le parece a usted bien que moleste así a los demás?, ¿le parece bien que suceda algo así en una ciudad como Valencia?
   ─ ¿Se refiere a ese señor de la pancarta? Sí, me ha fastidiado, llevo un rato esperando que se aparte y no lo hace, pero tampoco está haciendo nada malo. No se mete con nadie, no insulta a nadie. También me molesta que ese otro señor que esta a su lado tenga a su hijo sobre los hombros, pero también me aguanto, tampoco está haciendo nada malo, tampoco se mete con nadie ni insulta a nadie. ¿Le molesta a usted que ese otro señor mantenga a su hijo pequeño sobre los hombros para que vea mejor?
    ─ No, no, pero… no es lo mismo. Yo he vivido muchos años en Valencia, y que esto suceda en una ciudad así.
     Este vecino de Valencia, pacífico como es, ahora sí que está empezando a perder la paciencia.
   ─ Bueno, yo también he vivido aquí muchos años, en realidad los he vivido todos, aunque no se qué tiene que ver esto con lo que me está diciendo. Pero, mire, le diré algo, me molestaba mucho hasta hace un momento que ese individuo con la máscara y la pancarta estuviera ahí, pero ahora casi hasta me alegro, ponga lo que ponga en la pancarta. Incluso, hasta puede que tenga razón en lo que lleva escrito.
    ─ Ya, pero es que no esta bien, es una mala imagen para Valencia.
    ─ Bueno, no creo que esto suceda solo aquí, pero la mala imagen se daría por lo contrario. ¿Sabe usted quien era Voltaire? ─le pregunto, mientras este vecino de Valencia le mira a los ojos y cree descubrir que no sabe quien fue─ Bien, pues Voltaire dijo…; bueno da igual. Mire, no le diré si estoy conforme o no con lo que dice ese individuo de la máscara, pero defiendo que lo diga si quiere. Ya veo que usted no.
    ─ Bueno, tampoco es eso.
    ─ Pues me alegro entonces.
    ─ Bueno, pues adiós.
    ─ Adiós.
   Y este vecino de Valencia, dio gracias de que el individuo de la máscara y la pancarta aún estuviera allí. 

  

lunes, 20 de febrero de 2012

DOS DISFRACES

   A doc, que me recordó que también tengo este blog y a Madame, porque sé que estas cosas le gustan mucho.

   Mañana es martes de carnaval. A punto de sumergirnos en los rigores que doña Cuaresma nos impone, el carnaval es desahogo, es diversión, es… aparentar lo que no somos. Es el disfraz de la vida y buen momento para contar el relato de una mascarada. 

   Lo escuche hace varios años en un programa de entretenimiento de una emisora de radio. No sé el nombre del autor; ni siquiera recuerdo que se dijera durante el programa. Solo recuerdo, a grandes rasgos, la trama. El cuento era más o menos así:

   El invitado hacía la entrada en el salón donde se celebraba la fiesta. El lujo causaba impresión. Grandes cortinajes cubrían los muros del gran salón y estaba muy bien iluminado. Cuatro grandes arañas, de las que pendían como lluvia innumerables lágrimas de cristal, que multiplicaban con sus reflejos la luz de las bombillas, daban gran claridad al escenario; pero a pesar de la abundante luz, de que veía perfectamente las figuras de los invitados, no reconocía a nadie. No le importaba, al fin y al cabo, sabía muy bien que tampoco él iba a ser reconocido. Esa era su pretensión, pasar desapercibido.

  Había sido invitado a aquella fiesta de disfraces pese a no conocer demasiado a los dueños de la casa, pero había decidido asistir porque las fiestas de disfraces le divertían enormemente y además hoy estrenaba disfraz. Podía ver a los asistentes ataviados con todo tipo de atuendos, algunos de gran extravagancia; sin embargo –y esa era su alegría- nadie se fijaba en él. En su difuminado rostro se reflejaba una sonrisa de triunfo. Realmente su disfraz era original, mejor que cualquier otro. No sólo iba disfrazado de fantasma, se había convertido en uno auténtico. Nadie le miraba, porque ni siquiera le veían. El camarero que distribuía las copas de champán entre los invitados estuvo a punto de tropezar con él. De no haberse apartado a tiempo, la enorme bandeja hubiera rodado por el brillante suelo.
      De pronto escuchó una voz, que parecía hablarle:
      ─ Es una fiesta muy animada. ¿Ha llegado usted hace mucho?
      ─ Cómo es posible –pensó– que alguien me hable, si nadie me ha visto.
   Giró la cabeza, pero sólo vio el espacio vacío. Nadie estaba allí. El invitado pensó que era su imaginación la que le gastaba aquella broma. Al fin y al cabo, nada en aquella fiesta era lo que parecía ser. Dio un paseo por el salón y al fin se detuvo en el extremo opuesto de la sala.
      De nuevo escuchó la misma voz, pero no logró entender lo que le decía. Irritado, pareció comprender: no era su imaginación, se trataba de otro invitado que había tenido la desfachatez de disfrazarse también de fantasma, un farsante.
      Volvió a escuchar la voz.
    ─ Ha tenido usted una idea excelente disfrazándose así. Ha sido muy original.   
      No podía creer aquello. Aquel impostor había copiado su disfraz y ahora trataba de burlarse de él.
 ─ Gracias, – contestó con cierto tono de enfado–
 ─ Y usted –preguntó en un intento de hacerle creer que realmente le veía, que el único ser traslúcido, que el único expectro allí presente era él– ¿de qué se ha disfrazado?
     ─ De espejo, naturalmente.

martes, 18 de octubre de 2011

DE PARTE DE CIUDADANA DEL MUNDO

Recibo el premio “De parte de”, de Katy dueña del blog Ciudadana de Mundo. Nunca un blog de esta temática tuvo un mejor nombre que éste. Si lo visitan verán enseguida porqué. Desde Tierra de Fuego hasta Alaska; desde Finisterre hasta Singapur, el ciudadano que entre en esa página viajera verá como se convierte como Katy, en un ciudadano del mundo.

Y como el regalo llega con unas normas, que veo cómo otros agraciados han cumplido, yo las observaré también. Se trata de contar tres verdades y tres mentiras, que van a serlo de la naturaleza, de la que tantas veces nos ha contado cosas Katy en sus viajes.

Primera verdad:
Las erupciones volcánicas en el fondo del mar cercano a la isla del Hierro suponen un espectáculo impresionante de la fuerza con la que la naturaleza es capaz de cambiar el paisaje, y podrían producir el nacimiento de una nueva isla.

Segunda verdad:
Por primera vez en la historia reciente, desde que el hombre realiza observaciones del casquete polar, se ha observado la formación, por el gran deshielo, de un canal que permite la navegación marítima en las proximidades del Polo Norte.

Tercera verdad: Se sabe que el desierto de Sahara fue, hace muy pocos miles de años, un gran vergel, poblado de fieras que campaban libremente por extensas praderas.

Primera mentira:
Despacho de agencia: El cráter abierto en las profundidades del océano próximo a la isla de Hierro ha colapsado, y en lugar de expulsar materiales volcánicos ha comenzado a engullir el agua del mar a tal velocidad que los científicos calculan que en un plazo máximo de seis meses el nivel de los océanos habrá disminuido unos treinta metros, y son incapaces de predecir cuándo dicho fenómeno se detendrá.

Segunda mentira:
Despacho de agencia: La preocupación de la comunidad científica y los gobernantes de todas las naciones va en aumento al tener la convicción de que el fenómeno del deshielo, que se esta produciendo también en la Antártida, pueda dar lugar a un canal navegable similar.

Tercera mentira:
Despacho de agencia: Varios organismos internacionales dedicados a la protección de la flora y fauna mundiales, ante la posibilidad de que las zonas boscosas de la America amazónica puedan sufrir un proceso de desertificación similar al sufrido por el Sahara africano, van a iniciar un ambicioso programa de riego por goteo al objeto de mantener verde tan importante mancha vegetal.


A duras penas me creo haber sido capaz de escribir ideas tan descabelladas. Sean condescendientes conmigo. Prometo no repetirme. Gracias.

lunes, 13 de junio de 2011

Premio Sunshine Award

No puedo estar más contento. He recibido por partida quíntuple el  Premio Sunshine Award. El amigo Cayetano del blog La tinaja de Diógenes, un estupendo blog lleno de cultura y pensamiento libre; Katy del blog Ciudadana del mundo, un sitio que, además de ser un blog, es una ventana abierta al mundo, a sus paisajes, sus gentes y sus monumentos; Doc Manuel, el marqués de Fricasé, titular de un blog, todo humanismo; Pedro de Mingo dueño del blog España Eterna, un blog dedicado a la historia, con rigor y amenidad, y cuarentaañera, un blog desenfadado, se han acordado de mí compartiendo este premio que yo debo ofrecer, según leo, a otros doce amigos blogueros.

Difícil tarea es esta, ya que casi todos los buenísimos blogs que conozco han sido premiados. Es posible también que algunos de mis elegidos, hayan sido ya premiados por algún otro compañero de la red, pero si es así, no será otra cosa que señal de la calidad de sus blogs y el aprecio que se les tiene.

Aquí quedan los enlaces para su acceso directo a ellos. Son todos excelentes.  Si van hasta ellos no se arrepentirán. Los de los amigos que han tenido la deferencia de mencionarme a mí, han sido puestos más arriba, vayan también a ellos.

Estos son en estricto orden alfabético:
    
Crónicas de Torrelaguna http://gelaguna.blogspot.com/
En el bosque de la larga espera http://dissortat.blogspot.com/
Viajando por el fin del mundo  http://viajandoporelfindelmundo.blogspot.com/

y éste el premio: 



Y estos otros son parte, también en estricto orden alfabético, de los buenísimos blogs que ya han recibido el premio, y de los que pongo sus respectivos enlaces. Si se me ha escapado alguno lo pondré conforme me de cuenta:

Gracias a todos.

domingo, 29 de mayo de 2011

UNA VIDA DE PELÍCULA (meme o casi)




Me pide Alma, del blog Cuevalagua que hable de películas, que no es lo mismo que hablar de cine, contestando a unas cuantas preguntas que ella ya ha contestado antes y muy bien por cierto. Así que al asunto voy, aunque sea de manera algo desordenada.


Mi última película vista en casa.

Fue hace dos o tres días, y fue “Rebelión a Bordo”. He descubierto que en la 2, todas la noches, echan alguna peli, y alguna de ellas de las que a mí me gustan. Esta Rebelión a Bordo ya la habré visto cuatro o cinco veces, pero es que ver al afectado Fletcher Christian (Marlon Brando) aflojar el brazo izquierdo y soltar un revés sobre el rostro del tirano capitán Bligh que se tambalea hasta caer, mientras con la mano derecha se estira la chaquetilla, como si se le hubiera descolocado por el esfuerzo, es fantástico, sobre todo por lo teatral, como lo es también el dialogo que mantienen al despedirse, entregándole el señor Christian unos mapas, un sextante y “su bandera”, el látigo con el que azotaba a la tripulación.
Pero no es la única. Mi querida Alma, esa excelente escritora y amiga, que siempre me está liando en estas cosas, en las que yo me dejo liar con mucho gusto, habló de los grises, no de la policía, que hoy no toca hablar ni de política ni de historia, sino de los tonos, de la gran gama monocromática que va desde el blanco al negro y que se usó en el cine durante muchas décadas el siglo XX. Películas de las que la mayoría de los menores de veinticinco años hoy no quieren ni oír hablar y mucho menos ver. Como ella, me atreví. Conozco dos renacuajas, bueno una no tanto, de siete y trece años a las que senté en un sofá y les puse una película de 1.936. Dudé si sería necesario atarlas al mueble para evitar su fuga, pero no. En cuanto vieron a un musculoso Jhonny Weissmuller, aquel nadador americano que ganó varias medallas de oro en los juegos olímpicos de Amsterdam de 1.928, jugando con una mona y saltando de árbol en árbol colgado de una liana mientras gritaba Aaaaaa aaaaa (imagine el lector lo que el escritor no sabe cómo escribir) sentí que tenía la partida ganada, que estas dos mentes que se abren al mundo, ya conocían algo que otros, con mucha más edad, desconocen. Y sorpresa, después vieron con gusto el King Kong de 1.933, con la que descubrí una furtiva lagrimita cayendo de los ojos de la mayor.

Pero no crea el lector que esto tiene una sola dirección. Llego el día en el que, en el mismo sofá me vi yo atado, pero sin cuerdas, preparado para ver “la Cenicienta”, casi lloro; tanto me gustó que no me opuse a volver a ver Blancanieves, y poco después la Bella Durmiente. Me tuve que tapar el rostro con la mano para que nadie viera en mí lo que yo había visto antes cuando King Kong se despedía de Faye Wray, la primera novia de Kong.

Las que más me gustan.

Muchas, pero puestos a elegir, además de algunas de las dichas por Alma añado otras: del oeste, “Solo ante el peligro”, en un angustioso tiempo real; de aventuras, “Cuando ruge la marabunta” con una guapísima Eleanor Parquer, de época “Scaramouche”, con el mejor duelo a espada de la historia del cine, en mi opinión, claro; “Testigo de Cargo”, “El Ángel Azul” y dos más, que de seguir sólo conseguiría aburrir; Casablanca, que he visto no sé cuantas veces y de la que siempre me quedan ganas de volver a ver; y otra de Vicente Minnelli, con Glenn Ford y Eva María Saint, de título “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”. Aquella en blanco y negro, ni se le ocurra a nadie verla coloreada; y esta en color. Y es que en la de Minnelli, hay una escena, que la convierte en una de mis favoritas, que vendrá a durar unos diez minutos, de una tensión impresionante, creciente conforme avanza la secuencia, que es un verdadero alegato a la libertad y al amor, que comienza cuando los protagonistas salen a bailar en una sala del París ocupado y concluye cuando abandonan la sala. Los momentos finales son de no tragar saliva. Si puede el lector, vea la escena –también la película entera- y quíteme la razón si no la tengo.

Por eso, y como hablar de cine sin verlo no está bien, coloco al final dos enlaces sobre estas dos películas: la versión original de “As Time Goes By” tocada y cantada, una vez más, por Sam (Dooley Wilson) de Casablanca y la secuencia de Los cuatro jinetes del Apocalipsis.


¿Remakes?
Pues que cada uno haga lo que pueda. A falta de imaginación…, pero si en pintura vemos cientos de versiones sobre un mismo tema de grandes autores y decenas de ellas de mucho mérito, pues en el cine igual. La versión de mi última película vista, de la que hablé antes, supera en mi opinión a la de Charles Laughton y Clark Gable del año 35 y desde luego a otra reciente de Mel Gibson, que creo que vi una vez y de la que casi no me acuerdo.

¿Qué es lo que te gusta de las películas?
Sobre todo que tengan una historia interesante, con un buen guión y que consiga provocarme lo mismo que un libro leído de un tirón: que ha durado poco. Por eso no siento especial gusto por las películas de autor, las que cuentan lo que el director siente sobre sí mismo o sobre lo que sólo a él interesa, como si él fuera a ser el único espectador, sin darse cuenta que lo que hace lo hace para los demás, aunque sea desde su visión particular. Por poner un ejemplo: a todos gusta el cuadro de “Las meninas”, todos lo admiran, todos lo comprenden, aunque Velázquez tomara su punto de vista, genial por cierto –y vaya si tiene ese cuadro no uno sino varios puntos de vista- pero el entusiasmo no es tan unánime con, por ejemplo, Jackson Pollock, del que he leído hacer poco en el blog Arte Torreherberos que se vendió un cuadro por 140 millones de dólares. Y no digo el nombre del cuadro porque no me acuerdo y qué representa por que no lo entiendo.

Quedan más preguntas, pero dejo de contestarlas, porque si sigo, igual nadie llega a leer el final. De hecho dudo que alguien este leyendo estas últimas líneas a parte de mí, ahora al escribirlas. Si me equivoco y hubiera dos valientes, al menos, que hayan llegado hasta aquí, queridos lectores, les saludo, les doy las gracias por su paciencia,  y les invito a escribir algunas líneas sobre este asunto anunciándose en los comentarios.

As Time Goes By (Casablanca):

 




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